Parece un chiste, pero no lo es. El congreso peruano
acaba de aprobar una ley, N° 3062, que desnacionaliza una de las principales riquezas
del país: el petróleo. El artículo 3 de esa ley permite vender la propiedad de
hasta el 49% de Petroperú, la empresa estatal nacional del petróleo, a
capitales extranjeros, incluso estatales, por ejemplo de Chile, con quien en el
mismo momento se tiene un diferendo marítimo limítrofe en la Corte
Internacional de La Haya.
Pero eso no es todo. Chile, literalmente, podría
también obtener los beneficios de la industrialización del petróleo peruano,
con más y mejor empleo, desarrollo técnico y valor agregado. El artículo 6 de
la misma ley impide expresamente que la empresa estatal nacional, o sea el
Perú, pueda desarrollar y beneficiarse de esa industrialización, entregándola a
manos privadas y extranjeras.
Si hasta ahí parece un chiste, lea todavía esto: la
mayoría del congreso, y el gobierno, que han impuesto esta ley dicen llamarse “nacionalistas”.
En octubre de 1968, el gobierno del general Juan
Velasco Alvarado nacionalizó esta empresa petrolera, entonces en manos de
capitales trasnacionales norteamericanos. Para ello ocupó militarmente las instalaciones
petroleras de Talara. Ahora, 45 años después, se produce esta
desnacionalización teniendo como escenario la misma Talara, cuya modernización
es el objeto de la ley 3062.
En el año 68, la nacionalización significó una dura
lucha del país y en especial de los trabajadores y técnicos petroleros peruanos que debieron superar los
bloqueos, sabotajes y amenazas de los poderes petroleros privados mundiales,
para finalmente salir airosos y operar eficientemente conservando aquella riqueza
para el Perú. A los congresistas oficialistas les tomó sólo unas horas y una
firma para terminar con ese legado.
Mientras la joven congresista por Cusco, Verónika
Mendoza, presentaba una moción de su bancada, Frente Amplio Acción Popular, para
discutir de forma separada estos dos artículos, la señal
del canal de televisión del Congreso dejó, causalmente, de trasmitir.
Ahora, se preparan actividades para lograr una
iniciativa ciudadana que termine forzando al congreso a derogar estos dos
artículos. Está por verse si este movimiento nacional y ciudadano tiene éxito.
Por ahora, es un hecho que Chile podría perder en el inminente fallo bilateral
en la Corte de La Haya, pero bien puede comprar Petroperú.
Algo así como si todavía siguiera ganando la guerra
del Pacífico, al igual que en el pasado, no tanto por sus propios méritos, sino
más por la conducta de la clase dirigente peruana.