Ricardo Jiménez A.
Cuando se trata de opciones políticas, las encuestas en el Perú, como casi todo lo demás, es un gran negocio al servicio de los poderes fácticos que administran y gobiernan de facto el modelo económico neoliberal, insoberano, autoritario y represivo, desde hace casi ya 3 décadas.
Su credibilidad
puede reflejarse con uno solo de innumerables ejemplos.
El lunes 14 de enero los
monopolios mediáticos limeños han propagandizado una encuesta de la encuestadora
DATUM que eleva la popularidad del presidente Humala en ocho puntos hasta el 57%
(Ver: http://www.24horas.com.pe/politica/120205-datum-aprobacion-presidente-ollanta-humala-llega-57).
Esta encuestadora DATUM es la
misma (que al igual que todas las demás) publicaba el 5 de marzo de 2011, a
apenas 35 días de la elección presidencial del 10 de abril de ese año, que el
Humala candidato estaba a un lapidario 16 puntos porcentuales abajo respecto del
favorito de la derecha y a 5 puntos abajo de los otros dos candidatos
derechistas que se disputaban el paso a segunda vuelta. Es decir, en
imposibilidad matemática de pasar siquiera a segunda vuelta, tal como
lo aseguraban orondos los expertos encuestadores en todos los medios masivos de
comunicación (Ver y sonreír: http://elcomercio.pe/politica/722975/noticia-encuesta-hoy-datum-toledo-29-castaneda-keiko-18-cada-uno).
Lo más notorio,
sin embargo, era el porcentaje que esa misma encuesta pre electoral le otorgaba
a los candidatos al congreso de la opción Gana Perú, la de Humala: ¡apenas el
5%! Entre las últimas fuerzas. ¿Cuánto obtuvo un mes más tarde? ¡Poco más del
35%! La más alta de todas las fuerzas (con 10 congresistas más que los más
cercanos, los fujimoristas).
Nótese que para
que una encuesta tenga validez científica debe tener un margen de error máximo
del 3%.
Por eso,
objetivamente, no puede menos que mover a risa ver a escasos dos años de
distancia, a militantes de esa misma opción política, Gana Perú, aceptar con fe
religiosa las cifras de aquellas mismas encuestadoras, e incluso llegar a
difundirlas sin ningún pudor ni consideración por su propia imagen ética,
intelectual y política.
¿Qué pasó en dos
años? ¿Las encuestadoras y los poderes fácticos a los que se alquilan se
volvieron “progresistas”, partidarias de redistribuir la riqueza, mostrar
soberanía a las trasnacionales, atender las justas demandas populares y empujar
la integración regional soberana?
¿O el Humala
presidente y sus seguidores incondicionales abandonaron ese programa y
administran alegremente el neoliberalismo insoberano, contrario a la integración
regional y manchado con la sangre de los manifestantes populares que lo
levantaron como alternativa y lo hicieron ganar en contra de sus aduladores
actuales?
¿Qué opina
usted?
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