Ricardo Jiménez A.
Cuando los delegados y delegadas de Perú a la Primera Asamblea Continental de Movimientos Sociales Hacia el ALBA miraban las iconografías, vestimentas, adornos, ut...ensilios, alimentos agroecológicos, libros y otros materiales de formación política a la venta en la tienda de la Escuela Nacional Florestan Fernandes del Movimiento de los Sin Tierra (MST) en las afueras de Sao Paulo, Brasil, donde se realizó la Asamblea, se dieron con la grata sorpresa de encontrar junto a las camisetas del Che y de Hugo Chávez unas con la figura de Javier Diez Canseco.
Todo un símbolo lleno de significaciones. No sólo del reconocimiento y homenaje internacional al luchador socialista peruano, sino también de la porfiada y creciente dimensión continental que alimentan las fuerzas políticas progresistas y patrióticas, especialmente los movimientos sociales populares en Perú, a pesar y en contra del profundo odio anti latinoamericano que exhibe la oligarquía peruana.
No es un odio injustificado ni únicamente coyuntural, es la actualización de una dinámica permanente y estratégica. Para la oligarquía peruana la continentalidad representa irrupción y rompimiento con su incuestionado dominio anti popular en el feudo peruano. Continentalistas fueron Tupac Amaru y Juan Vizcardo Guzmán, los primeros independentistas populares, aplastados por la feroz represión. Y fue del continente que llegaron las fuerzas soberanas y populares de San Martín y Bolívar para expulsar el dominio extranjero uniendo los brazos y la sangre de todos los pueblos latinoamericanos en Ayacucho, decretando la abolición de los privilegios, la restitución de tierras a los indígenas y la libertad de los esclavos. Continentales y populares fueron también los proyectos del APRA original, bien pronto traicionado, y de la revolución del general Velasco Alvarado, la última a partir de la cual todo ha sido una larga y sola contra revolución bajo diversas modalidades.
Al igual que siempre, pero hoy más que nunca, en Perú la decidida continentalidad soberana y popular es el elemento programático que distingue y opone a las fuerzas del cambio patriótico, frente al odio anti latinoamericano de la oligarquía y a las pusilánimes vacilaciones del gobierno Humala que se ha subordinado a los poderes económicos anti populares locales y extranjeros, agrupados en la infame Alianza del Pacífico ultra neoliberal y pro norteamericana.
Ese mismo compromiso continental soberano y popular es el que da base y corazón a la Articulación regional de movimientos sociales que acaba de reunirse en Asamblea en Brasil. La participación decidida de los delegados y delegadas peruanos en ella muestra el fracaso del proyecto oligárquico, neoliberal y pro imperial peruano en desterrar el fantasma de Bolívar. Y el encuentro, ¿casual?, de estos delegados con la figura de Javier Diez Canseco es el más bello signo imaginable del destino de victoria continental y popular que más temprano que tarde ha de llegar también al Perú en esta nueva lucha por la segunda independencia.
Todo un símbolo lleno de significaciones. No sólo del reconocimiento y homenaje internacional al luchador socialista peruano, sino también de la porfiada y creciente dimensión continental que alimentan las fuerzas políticas progresistas y patrióticas, especialmente los movimientos sociales populares en Perú, a pesar y en contra del profundo odio anti latinoamericano que exhibe la oligarquía peruana.
No es un odio injustificado ni únicamente coyuntural, es la actualización de una dinámica permanente y estratégica. Para la oligarquía peruana la continentalidad representa irrupción y rompimiento con su incuestionado dominio anti popular en el feudo peruano. Continentalistas fueron Tupac Amaru y Juan Vizcardo Guzmán, los primeros independentistas populares, aplastados por la feroz represión. Y fue del continente que llegaron las fuerzas soberanas y populares de San Martín y Bolívar para expulsar el dominio extranjero uniendo los brazos y la sangre de todos los pueblos latinoamericanos en Ayacucho, decretando la abolición de los privilegios, la restitución de tierras a los indígenas y la libertad de los esclavos. Continentales y populares fueron también los proyectos del APRA original, bien pronto traicionado, y de la revolución del general Velasco Alvarado, la última a partir de la cual todo ha sido una larga y sola contra revolución bajo diversas modalidades.
Al igual que siempre, pero hoy más que nunca, en Perú la decidida continentalidad soberana y popular es el elemento programático que distingue y opone a las fuerzas del cambio patriótico, frente al odio anti latinoamericano de la oligarquía y a las pusilánimes vacilaciones del gobierno Humala que se ha subordinado a los poderes económicos anti populares locales y extranjeros, agrupados en la infame Alianza del Pacífico ultra neoliberal y pro norteamericana.
Ese mismo compromiso continental soberano y popular es el que da base y corazón a la Articulación regional de movimientos sociales que acaba de reunirse en Asamblea en Brasil. La participación decidida de los delegados y delegadas peruanos en ella muestra el fracaso del proyecto oligárquico, neoliberal y pro imperial peruano en desterrar el fantasma de Bolívar. Y el encuentro, ¿casual?, de estos delegados con la figura de Javier Diez Canseco es el más bello signo imaginable del destino de victoria continental y popular que más temprano que tarde ha de llegar también al Perú en esta nueva lucha por la segunda independencia.
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