UNA VIRTUAL CONFESIÓN DE DELITOS POR
PARTE DEL APRA
Más allá de cualquier otra
consideración, la irrupción de un grupo de apristas en un evento público para enrostrar
al congresista Sergio Tejada su supuesta negativa a reconocer una hija, es de
hecho una virtual confesión por parte del APRA de los delitos de corrupción del
gobierno del ex presidente aprista, Alán García, cuyas fuertes evidencias ha
registrado la “Megacomisión” que presidió dicho congresista. Es como si alguien
te dijera: “oye acá hay fuertes evidencias de que has cometido delitos” y tú
respondieras: “ya, pero tú no quieres reconocer a una hija”.
En efecto, ¿qué se puede pensar del
hecho que la estrategia del APRA para enfrentar las fuertes evidencias de
delitos en su anterior gobierno, recabadas por la Megacomisión de Tejada, no se
refieran a desmentir dichas evidencias con datos y argumentos pertinentes, sino
a descalificar personalmente al congresista investigador, todavía con acusaciones
que rápidamente han resultado infundadas?Vídeos y fotografías mostrados en prensa y televisión han probado incontestablemente que el grupo de una docena de personas que hizo la irrupción estaba conformado, no sólo por públicos dirigentes del APRA, sino que además pertenecientes o cercanos al círculo directamente involucrado en los delitos de corrupción registrados por la Megacomisión.
Por otro lado, se ha hecho público también que no existe ningún reclamo personal ni menos demanda judicial de paternidad que el congresista Tejada se niegue a otorgar.
En pocas palabras, una portátil aprista a todas luces armada a la rápida, descuidadamente, y justificada en una infundada argumentación de tipo personal que, muy reveladoramente, no tiene ninguna relación con las graves evidencias de delitos que motivan realmente la oposición del APRA a la Megacomisión y a Tejada.
¿No son estas evidencias de desesperación por parte del APRA, especialmente de los círculos directamente involucrados en los delitos registrados por la Megacomisión, ante el peso incontrarrestable de las evidencias que los inculpan?
Pero sobre todo y más importante aún, ¿No constituyen de hecho una virtual confesión pública por parte del APRA, especialmente de esos círculos más directamente involucrados en los delitos investigados, de que efectivamente sí los cometieron?
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