miércoles, 16 de octubre de 2013

ALIANZA DEL PACÍFICO Y MIGRANTES, SERÍA CÓMICO SINO FUERA TRÁGICO


El viceministro de Relaciones Exteriores de Perú, Fernando Rojas, acaba de anunciar públicamente en Panamá, en el marco de una reunión con jóvenes de 25 países, que la Alianza del Pacífico, Tratado de Libre Comercio que integran Perú, Chile, Colombia y México, “está contemplando la posibilidad de que los emigrantes con intención de radicarse en otro país puedan ejercer su profesión, que se reconozcan los títulos profesionales recíprocamente, eso está en consideración para una segunda etapa de desarrollo de la Alianza”.
Asombran en estas declaraciones o el desconocimiento o el soslayo de un hecho grave. La existencia del Acuerdo sobre Residencia para nacionales del Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay), Chile, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. Tratado de integración regional integral que garantiza el derecho de los nacionales de estos estados a contar en otro de los estados con residencia y permisos para cualquier actividad lícita por dos años, tras los cuales acceder a la residencia permanente, con el único requisito de ser nacional y no contar con antecedentes penales. Y el incumplimiento por parte de Chile, “aliado del Pacífico” de Perú, de este acuerdo para con los peruanos, aunque el Perú sí lo cumple y aplica para los chilenos.
¿Cómo explicar este desconocimiento o soslayo de un hecho tan grave? La respuesta puede encontrarse en las propias declaraciones del funcionario peruano quien aclaró que la finalidad última de estas y otras medidas “migratorias” de la Alianza son textualmente “incentivar el turismo” y la “libre contratación”. En ellas asoma inequívocamente el fundamento de las políticas migratorias selectivas y excluyentes, en las que los derechos de las personas y el objetivo de la integración regional se ven subordinados y reducidos unidimensionalmente a los intereses mercantiles de los grandes negocios. Una visión estrecha y probadamente fracasada de políticas migratorias y de estrategias de integración.
Mientras Chile viola el más mínimo principio de reciprocidad internacional y un tratado legalmente adoptado, perjudicando a cerca de 200 mil ciudadanos peruanos residentes en ese país, el viceministro peruano presenta como un avance la promesa de que tal vez más adelante puedan ejercer sus profesiones los migrantes de esos países. Sería realmente cómico, sino fuera trágico el silenciamiento público de una violación de derechos de cientos de miles de sus propios ciudadanos y ciudadanas.
 
Ricardo Jimenez A

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